Luego de una semana de la desaparición del despiadado William Morsh Zom, su hermano (nuestro valiente y apuesto héroe Or) y el Rata lograron llegar a España. Entregaron el “Tesoro” a Pepe el prestamista, que por supuesto quedo bastante molesto por la escasez de su tesoro.
Por supuesto, eso no era culpa de Or, por lo cual Josepe solo les dio un abrazo de despedida y se alejo, sabiendo que Or cumplió su parte del trato, con lo cual la deuda quedo saldada.
Luego, si pudo exigir mas, cuando Or “Accidentalmente” prendió fuego la casa de Pepe.
Según testigos, el Señor Zom lanzo una botella de alcohol con un trapo encendido. Las fuentes oficiales recopilaron el siguiente discurso del acusado.
Or – Sal de ahí chanchito que te queremos hacer jamón. Cállate Rata, no estoy ebrio! Sal chanchito o soplare y soplare y tu casita derribare, o quemare lo que me sea mas fácil.
El Prestamista hizo perseguir a Or y el Rata, pero estos lograron embarcar antes de ser atrapados.
Llegaron al Londres exactamente 41 días después de su partida.
Or estaba ansioso por reencontrarse con su amada esposa, pero no estaba preparado emocionalmente para lo que finalmente encontró.
Apenas desembarcaron, Or fue directo a su hogar, donde todo fue felicidad durante 2 días. Esto fue hasta que se dio cuenta que la casa había sido vendida a unos comerciantes asiáticos.
Pregunto por su esposa, pero nadie le dio una respuesta concisa, la respuesta mas repetida era “JAJAJA QUE FRACASADO”.
Harto de las burlas. Or se remitió al castillo, para consultar con el Rey (considerando la buena relación de este con Mariquita) acerca el paradero de su esposa e hijo.
Los Guardias lo escoltaron ante la presencia del Rey donde fue anunciado.
Guardia – Aquí presente, el Difunto Sr. Or Milhousen Zom
Or – ¿Difunto?
Rey – Or. Por Dios te creímos muerto
Or – No, estoy totalmente vivo, creo.
Rey – Ya sabia yo que eras alguien especial
Or – En Fin... ¿Richie sabes donde esta mi esposa?
Rey – Es Ricardo, no me digas Richie.
Or – Da igual. ¿Mi esposa?
Mariquita – Hola Or, te creímos muerto
Or – Hola mi amor, vamos a casa. Bueno a una nueva casa, la antigua la vendimos, bueno la vendiste.
Mariquita – Si, es que te creímos muerto
Or – Bueno, pero ya sabes que no sos viuda
Mariquita – Ya lo se. Ya no soy viuda
Or – Exacto
Mariquita – Estoy casada
Or – Exacto
Mariquita – Pero no con vos
Or – Exacto... ¿Cómo?
Rey – Y si Or, te creímos muerto. Y siempre te aprecie tanto. Por eso para que tu esposa no quede abandonada, nos casamos
Or – Pe…pe…pero…
Rey – Pero Or. Vos siempre la quisiste a Mariquita, supuse que no hubieses querido que ella y Ricardo Rey jr quedaran en la calle. Por eso me case con ella.
Or – Pero…Pero si hace solo 40 días que me fui.
Mariquita – Es que la carga era muy grande.
Or – Pe…per…pero…
Rey – No te preocupes Or yo mismo me voy a encargar que te den todas tus posesiones otra vez. Bueno casi todo, Mariquita va a seguir siendo la reina. Pero el resto es todo tuyo, como si estuvieses vivo.
Or – Pero estoy vivo
Rey – Esa es la actitud campeón.
Or – ¿Pero hace cuanto están casados?
Mariquita – Hace 5 semanas
Or – Pero yo me fui hace 5 semanas
Rey – Corrección Or, vos te fuiste hace 41 días, nosotros nos casamos hace 38
Or – ¿Dos días esperaron nada más?
Mariquita – Es que no teníamos ninguna noticia tuya
Or se sentía destruido. Siempre había entregado (ingenuamente) su corazón a su esposa quien lo dio por muerto y se caso nuevamente. Ahora no tenia mas que un corazón roto y una relación no muy prospera con Ming-Wen (la madre del comerciante que compro su casa).
Supuso que el volver a la paz y tranquilidad del mar lo ayudaría a apaciguar sus penas. Fue así que acepto una misión del mismo Rey Ricardo para recorrer el mundo busco nuevas tierras que conquistar.
Como siempre su fiel amigo el Rata lo acompañaría, en especial luego de que una nueva inversión suya fracasara en el negocio familiar. Esta vez el Rata invertio la mitad de su fortuna en “Babosas de pelea”. Según el vendedor, serian toda una atracción y la gente pagaría fortunas por ver las épicas batallas. Eso finalmente no fue asi, por lo que acepto acompañar a Or en su nueva aventura
Rata – ¿A donde vamos?
Or – A donde nos lleve el viento mi querido amigo. Al donde sea que la justicia impuesta por el trono británico sea necesaria. Donde los valientes sobresalgan y se canten odas a los triunfadores.
Rata – ¿Y eso donde es? ¿Queda lejos?
Or – Si, creo que si, perdí el mapa.
viernes, 24 de febrero de 2012
Capitulo 9
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